martes, 24 de marzo de 2020

Memoria de un estudiante secundario en la dictadura


Aula del Colegio Nacional y Sección Comercial Anexa Rufino en calle San Martín y San Luis (Emilio Carballeira)

Por Rubén Ricardo Iriarte Giai

Escuela secundaria, disciplina, libros, y dictadura. Memoria individual y memoria colectiva en el Día de la Memoria


En aquella época no era convivencia, era disciplina, reglamento de
disciplina está en el campo militar, siempre. Los reglamentos disciplinarios eran quilométricos, yo recuerdo que eran como dos o tres hojas oficio, mimeografiadas, todo puntillosamente escrito: no podías venir (obviamente) con barba, con uniforme, la carpeta, me acuerdo la carpeta de aula lisa, completamente lisa, no podía tener  inscripciones, ni de partidos políticos, ni de absolutamente nada…
Yo me acuerdo por ejemplo de las horas libres enteras adentro del curso. Tenías horas libres, te tenían adentro del curso, en tu banco, sentado y no podías ni hablar con el de al lado, agarrar un libro o algo y tenías que estar toda la hora, que era peor la hora libre que tener clase.
…No era posible tener ningún tipo dialogo con los profesores. El profesor te daba órdenes y vos las cumplían, ni se te ocurría decir, “no, a mí me parece” …Pero también tiene que ver eso con Yo me acuerdo por ejemplo de las horas libres enteras adentro del curso. Tenías horas libres, te tenían adentro del curso, en tu banco, sentado y no podías ni hablar con el de al lado, agarrar un libro o algo y tenías que estar toda la hora, que era peor la hora libre que tener clase.
…No era posible tener ningún tipo diálogo con los profesores. El profesor te daba órdenes y vos las cumplían, ni se te ocurría decir, “no, a mí me parece” …Pero también tiene que ver eso con cómo te enseñan. No es que uno se quejaba y decía “Uy, acá no se puede ni
hablar”. No, uno aprendía que no tenía que hablar.
En las escuelas secundarias que dependían del estado nacional  por eso nuestro actual Colegio Superior 50 se denominaba Colegio Nacional y Sección Comercial Anexa sin ningún nombre en particular hasta ese entonces , el primer ministro de Cultura y Educación de la Nación en la dictadura Ricardo Pedro Bruera prohibió las actividades de “adoctrinamiento y agitación” en todos los establecimientos educativos e hizo conocer un nuevo régimen disciplinario que clasificaba las faltas de conducta vinculadas con: la persona; las autoridades directivas y los profesores; el personal del establecimiento; y los símbolos patrios y escolares.
 Por ejemplo, “en relación con la persona”, iban a ser consideradas faltas de conducta “el desaliño en forma reiterada y no corregido luego de observaciones verbales”; la falta de aseo; el cabello largo que excediera el cuello de la camisa en los varones y no recogido en las niñas; el uso de la barba en los varones y el exceso de maquillaje en las mujeres; la falta de corrección y buenos
En una hoja oficio de ambos lados con sello del colegio y mecanografiada que pegamos en el cuaderno de comunicaciones doblada en varias partes y rubricada por uno de nuestros padres se describen las:
Disposiciones disciplinarias para los alumnos de los establecimientos de Enseñanza Media Y Superior
Son deberes de los alumnos:
1 mantener las normas de corrección de su conducta dentro y fuera del
Establecimiento, particularmente en los alrededores del mismo.
2 observar las siguientes normas en cuanto a la vestimenta
a) ALUMNOS b) ALUMNAS
-Cabello corto -Sin pintura
-Saco o campera -Cabello recogido
-Camisa -Guardapolvo a la rodilla
-Corbata -Mocasines o zapatos (se prohíbe el uso de
zapatillas)
-Pantalón -Prohibido el uso de bermudas
-Zapatos (se prohíbe el uso de zapatillas)
No se permitirá la asistencia a clase y se computará la correspondiente inasistencia a los alumnos que no observen las normas sobre vestimenta.
3 está prohibido a los alumnos:
-Entrar en aulas distintas a las que cada uno tiene asignadas y permanecer
en ellas durante el recreo.
-Tomar parte de indisciplina colectiva. La falta a esta norma ocasionará la
expulsión inmediata por un año o mas según su gravedad.
-Llevar al establecimiento libros, publicaciones o papeles que no tengan
relación con sus estudios.
-Se considerarán como actos de indisciplina colectiva la posesión y/o
difusión de volantes o publicaciones de carácter político.
-Se prohíbe exhibir insignias, divisas, emblemas o distintivos que resulten lesivos a nuestra organización institucional o a las autoridades del estado.
En la escuela regía un muy duro sistema represivo encabezado por una rectora universitaria ella y además figura deportiva olímpica, llega desde Santa Fe con una idea muy clara de su función castrense. Todos los días, al ingresar, alguno de los preceptores habilitaba el acceso a la escuela sólo a aquellos cuyo pelo de la nuca no excediera el cuello de la camisa. Esta, además, sólo podía ser celeste o blanca saco azul, corbata azul pullover rojo y o pantalón gris; las chicas riguroso delantal blanco, no pantalón (pollera) y medias tres cuarto azules. Quienes no cumplían con esos requisitos, quedaban afuera. Todas las tardes, luego de la última hora, éramos obligados por esos mismos preceptores a formar fila en el patio para el saludo de despedida en absoluto silencio que emitía un viejo disco mientras se arriaba la bandera. Y en los días especiales, el sermón enfervorizado que reclamaba de nosotros disciplina, compromiso con la patria y respeto irrestricto a sus símbolos, era un clásico.

De un modo paradójico –aunque tal vez no tanto- por nuestros pupitres circulaban los libros de texto de Formación Cívica de los que estudiábamos cosas tan incomprensibles no por difíciles sino por no verse reflejadas en la realidad, como el artículo 1 de la Constitución Nacional que afirma que “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal”. Qué importaba, si en definitiva de lo que se trataba era de estudiarlo de memoria y eliminó la materia del secundario creada por el gobierno peronista llamada Estudios de la Realidad Social Argentina (ERSA).
Algo menos paradójica, sin embargo, era la circulación casi de forma unánime, de los libros de Historia de Cosmelli Ibáñez, cuyas múltiples ediciones nunca alcanzaban a actualizarse con los últimos años de la historia del país. Al parecer, para el régimen y su autor de cabecera, en nada podía explicar la historia más reciente –la de los repetidos golpes militares, por ejemplo- por qué le pasaba al país aquello que le venía pasando desde hacía algunas décadas…
“Todos de pie” y hasta que se le ocurriera a la señora o en algunos casos señor nadie se movía de al lado del banco…”Ni el vuelo de una  mosca”. Fueron los años más duros, después de Malvinas la cosa aflojo, pero la promo 79 ya estaba en las universidades o donde por el camino que  le había marcado la vida
No ha sido nada más que hacer un ejercicio de sana memoria. Nada más y nada menos que en el Día de la Memoria.

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